A menudo pensamos que conducir es una alternativa más rápida que andar en bicicleta, pero en la mayoría de las ciudades, no es necesariamente el caso. Al dejar atrás el transporte basado en combustibles fósiles, evitamos embotellamientos insoportables, acumulamos costos y nos quedamos atrapados en una nube de partículas tóxicas. Según estudios independientes realizados por INRIX, los estadounidenses perdieron en promedio $1,348 por conductor por año en 2018 debido a la congestión; tienen en cuenta cosas como el tiempo perdido, los efectos secundarios para la salud, el combustible perdido durante el embotellamiento, etc. Por otro lado, andar en bicicleta te da la libertad de cambiar de ruta, pasar por un parque para tomar aire fresco y, a menudo, te lleva a tu destino más rápido. ¿Necesitas más razones?